Resulta chocante e irrisorio ver cómo algunas empresas gastan cantidad de recursos en publicidad y luego llegan otras con diferente actividad comercial y aprovechan el tirón publicitario de las anteriores. Podemos recordar las campañas de Media Markt con su lema publicitario «Yo no soy tonto», en el cual se sugiere que el cliente sabe lo que desea comprar y al mejor precio; y lo retoma años más tarde CanaryFly con su «Yo no soy Tolete«. ¿Es un plagio? Es lo que da a entender el formato del lema e idea principal, pero utilizando infinitamente menos recursos. Y aunque el anuncio tiene un formato sencillo, poco o nada original ni sofisticado y con un «toque de humor la tierra», éste podrá causar impacto y atraer un público local que previamente ya ha quedado mentalmente predispuesto a asociar el ahorro siguiendo ese lema.
¿Quién se beneficia en este caso? ¡Ambas empresas! La que retoma el lema aprovecha un público previamente captado haciendo una inversión mínima. No obstante, la empresa que ha utilizado una campaña y lema original vuelve a ser recordada sin gastar un solo céntimo adicional. De ahí el dicho: «No está mal que nos copien… algo bueno estaremos haciendo».
Conclusiones personales:
Los anuncios de la aerolínea tan pronto son hiláricos como polémicos, sencillos y eclécticos, por no decir pueriles y vulgares… otras veces emotivos; pero sobre todo poco o nada originales. No obstante, existe un hilo conductor: La imitación de lo que otros han hecho previamente. Y esto debe funcionar en la práctica, y desde un punto de vista legal, porque de lo contrario la aerolínea se enfrentaría a demandas por plagio.
Tal vez te interese leer otro artículo de esta web que hace referencia al uso del mensaje subliminal en publicidad: https://www.aitorlarumbe.com/parecidos-mas-que-razonables/