El arte horrible o traje nuevo del emperador.

 

Ilustración de Vilhelm Pedersen (1820 – 1859), el primer ilustrador de Andersen. (Ref.Wikipedia)

Hay duros momentos en los cuales veo obras de pretendidos artistas y observo amigos alrededor que sufren por un dilema: ¿deben explicar que sus obras carecen de valores artísticos o es preferible dejar pensar al artista que se ha encumbrado en la gloria? Entonces recuerdo el cuento de Hans Christian Andersen, «El traje nuevo del Emperador» o cuento del rey desnudo, y saco la conclusión de que no hay más necio que el que no quiere saber la verdad. ¿Qué postura toma el emperador? Él nunca se rebajaría a escuchar a sus fieles seguidores, su sangre azul le hace superior.

¿Entonces, qué valores debe tener una obra de arte para ser aceptada? Aunque nos duela, debe ser válida para todo el público, el entendido y el profano. Debe tener ritmo, composición, dinamismo, matices, volumen, profundidad, originalidad, ser novedosa en alguno de sus aspectos, tener un acertado uso de códigos, ser narrativa, tener un mensaje que provoque empatía, etc; en resumidas cuentas, hacer una obra sin valores es un discurso de necios que bien vale una corona de bisutería.

* Esta entrada carece de discurso político (imagen tomada de google, buscando los términos «rey desnudo»).